Escalas de la tarde
Estos poemas son una selección de los que figuran en el libro "Escalas de la tarde"
El tren, siempre, el tren |
en la via oblicua hacia el horizonte
populoso paraje, acero agrietado
no sé donde se dirije ese tren
lo miro desde fuera como un banco o un tornillo
no me atrevo a subir, me paralizo
las gentes van y vienen por la estación
quizá algunos no regresen nunca
otros, se hielen en las ventanillas
algunos, den voces alredor
pero sí sé que esta cobardía mía
depende del eclipse de los años
del estupor de los sueños
de las palabras deshabitadas
de ésta máscara inmóvil
que se deslumbra con el vagón en sombras
poblado, de guerras anónimas.
Desnudo |
llevo el silencio
como un tatuaje sobre la piel
es la cicatriz de mi locura
testigo de la desolación
como página que no puede volverse
donde el trabajo del olvido,
torna inútil
es un silencio sin susurros
poblado de traiciones
con hojas de calendario
que dan a cien primaveras
que sólo busca agotar la memoria
para, por fin descansar
de la boca ávida y la herida que no cierra
es un silencio que imita a la muerte
para gastarla mejor
convocarla en la paz y en la distancia
por pedirle auxilio y compasión
es la segunda piel
de una mujer que ha roto
con la máscara del mundo.
I |
la virulencia del canto
que resuena en todas las murallas
donde tu cuerpo encontró su crucifixión
te dice, madre
que mi amor no alcazó a socorrerte
de tu destino de mujer despojada
aciaga es mi canción
para tu fondo repudiado
y tu palabra impotente.
III |
debo olvidar la sangre
allí donde se vierte sin socorro
mi memoria es una aguja desnuda
mi rostro una cicatriz que crece
debo olvidar la sangre.